La deficiencia auditiva uni o bilateral suele manifestarse con alta prevalencia ya desde los 40 años de edad. A modo de ejemplo, el 77.8 % de la población de adultos mayores en nuestro país presenta algún grado de pérdida auditiva.
La pérdida auditiva o hipoacusia en el adulto repercute principalmente en el ámbito laboral, social y emocional, ya que esta deficiencia dificulta la comunicación con terceros, generando que el paciente se frustre en sus logros laborales, se aísle de su entorno social y desarrolle caracteres agresivos o rasgos depresivos.
En su diagnóstico se pueden emplear los siguientes exámenes:
Al igual que en los pacientes pediátricos, su tratamiento se basa en el uso de dispositivos de ayudas auditivas, como audífonos o implantes cocleares, implantes de oído medio o implantes osteointegrados, según corresponda.